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viernes, septiembre 16, 2005

Atrapado en tu silencio


Se llamaba Elysabettha, aunque él sabía que le había mentido. ¿Acaso era importante como se llamara? Había conocido a tantas que ya el nombre no significaba nada para él. Un estúpido dato para dar cobijo a más estupidez….Sin embargo su nombre lo recordaría toda la vida. Elysabettha, repetía mientras la miraba, Elysabettha.

Se habían conocido de forma casual, en uno de esos pasajes que el destino nos tiene reservados a todos y cada uno de los mortales. Quizás ella no lo fuera. Sus miradas se cruzaron mientras rebuscaban entre comics de segunda mano, y sus manos se pelearon por La Casa de Muñecas. Una hora después estaban riéndose delante de un café. Una hora más tarde contemplaban el atardecer sobre los acantilados. ¿Qué importa como llegaran a yacer desnudos sobre la cama?

Según le dijo, ella venía del país de los Alpes, de las altas montañas. Un lugar mágico del que él no había oído hablar jamás. Su boca recitaba historias de hadas, magos, dragones y dioses vengativos mientras él quedaba cautivo de sus ojos negros, de su voz, bailando al son de sus palabras, de su sonrisa. El mundo pareció detenerse. Enmudeció. Su fragancia saturó todos sus sentidos. ¿Quién era?¿Que era? Un ángel caído, pensó, seductor y misterioso. Una rosa negra, bella y única.

Elysabettha dormía placidamente, apoyando la cabeza sobre su hombro y una mano sobre su pecho. La apartó con suavidad para no despertarla, y mientras se levantaba de la cama ella se revolvió con dulzura, quedando su cuerpo desnudo sobre las sábanas blancas.

Se sentó. Encendió la radio y busco con cuidado un CD . Podría haber cogido cualquiera, pero su mano se deslizó hacia uno en concreto. Lo puso muy muy bajito, como un dulce susurro. Como la voz de Elysabettha. La miraba en silencio, quieto, apoyando su cabeza sobre su brazo y recostado en su escritorio, taciturno, disfrutando de cada uno de los segundos como su fuera a ser el último segundo. Recorrió cada rincón de su pálido cuerpo con la mirada una y otra vez, hipnotizado por su pelo del color del fuego y el ank que colgaba de su cuello. Una y otra vez. Una y otra vez….

Y lloró. Lloró como nunca antes lo había hecho. Y deseó. Deseó que el mundo se detuviera, que el sueño que estaba viviendo no acabara nunca. Y soñó. Soñó que a la mañana ella no se marcharía. Tal vez podría decirle….tantas cosas. Tal vez podría enseñarle….tantos lugares. Cuando despertó ella ya no estaba. Solo había silencio. Atrapado en su silencio.

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3 Tus Comentarios:

At 16/9/05 7:26 a. m., Blogger matkow said...

Dios :_( Que bonito y triste a la vez.. vivir y disfrutar cada segundo... eso es precioso, pero cuanta gente puede hacerlo? Estamos llenos de miedos, prejuicios y tonterias.. tendriamos que ser mas asi. Me encanta como escribes :)

Besitos!

 
At 16/9/05 2:33 p. m., Blogger jani said...

ojala pudiesemos conseguir que se parase el tiempo en ocasiones , pero por desgracia no es asi.

tio escribes d p.m.

 
At 18/9/05 4:33 a. m., Anonymous Anónimo said...

Kepa, sin duda alguna tienes un don natural para escribir, tu forma es simple y sincera, como tú... Eres el solo que se haya tras la montaña helada, el rayo d eluz en las sombras... Eres un cielo (K).
Elyse.BlackRose

 

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