Cotiella (2912 m)
Agosto 2012
Tras una apacible noche bajo las estrellas, nos despertamos muy pronto. Nos despertamos los primeros que estábamos por ahí. Desayunamos en el refugio, guardamos las cosas que no íbamos a usar, y nos pusimos en marcha. Salimos en completa oscuridad, guiados por el GPS. Con cierta dificultad fuimos ascendiendo poco a poco, sin saber muy bien por donde íbamos. Únicamente, a medida que fue avanzando la madrugada, fuimos siendo conscientes de donde estábamos. Al inicio del camino, el sendero es ciertamente perdedor, ya que apenas hay trazas del mismo, y en completa oscuridad se hacía difícil saber por donde íbamos.
Ascendimos muchos metros, y caminamos durante bastante tiempo antes de empezar a vislumbrar los tímidos destellos del sol. La verdad es que estábamos ascendiendo muy deprisa. Tampoco parecía que nadie nos estuviera siguiendo de cerca, lo cual me alegró bastante, ya que Cotiella es una cima bastante concurrida y me apetecía estar solo ahí arriba.
Oscuridad (I)
Oscuridad (II)
Oscuridad (III)
Oscuridad (IV)
Ascendemos (I)
Ascendemos (II)
Ascendemos (III)
Ascendemos (IV)
Ascendemos (V)
Ascendemos (VI)
Ascendemos (VII)
Ascendemos (VIII)
Amanecer (I)
Amanecer (II)
Amanecer (III)
Amanecer (IV)
Amanecer (V)
Amanecer (VI)
Amanecer (VII)
Amanecer (VIII)
Amanecer (IX)
Amanecer (X)
Amanecer (XI)
Amanecer (XII)
Amanecer (XIII)
Amanecer (XIV)
Amanecer (XV)
Amanecer (XVI)
Ascendemos (IX)
Ascendemos (X)
Ascendemos (XI)
Ascendemos (XII)
Ascendemos (XIII)
Ascendemos (XIV)
Ascendemos (XV)
Ascendemos (XVI)
Paso (I)
Paso (II)
Paso (III)
Paso (IV)
Paso (V)
Paso (VI)
Paso (VII)
Paso (VIII)
Es una travesía un poco penosa, ya que la mayor parte del tiempo no hay sendero definido, y hay que buscarse la vida, aunque no tiene mayor complicación. Llegando al collado al otro lado, el sendero se recupera, alcanzándose fácilmente dicho collado.
Alcanzado el collado, ante nosotros teníamos una gran y larga pala de piedra, que ascendía sin parar hasta la misma cima del Pico Cotiella. En este tramo si que había sendero. Lo recorrimos y alcanzamos la cima, en completa soledad y a primera hora de la mañana.
Cotiella a la vista
Hacia Cotiella (I)
Hacia Cotiella (II)
Hacia Cotiella (III)
Hacia Cotiella (IV)
Hacia Cotiella (V)
Hacia Cotiella (VI)
Hacia Cotiella (VII)
Vista atrás
Llegamos a Cotiella
Cima de Cotiella (I)
Cima de Cotiella (II)
Cima de Cotiella (III)
Castillo Mayor a lo lejos
Panorámica desde la cima
Peña Montañesa
Zumito (I)
Zumito (II)
Zumito (III)
Zumito (IV)
Zumito (V)
Zumito (VI)
Así que nos pusimos de nuevo en marcha, con la satisfacción de haber realizado una gran ascensión. Para bajar, en vez de volver sobre nuestros pasos, decidimos bajar por la vía directa al collado de Cotiella, es decir, por donde habíamos decidido unas horas antes no subir. La bajada es sencilla, aunque muy descompuesta.
Llegamos al collado y lo destrepamos con cuidado, pera afrontar una larga bajada hasta el refugio de Armeña. Hacía ya muchísimo calor, y eso que era muy pronto, lo que hizo la bajada más penosa. A mi se me hizo muy larga, y a Mireia aún más larga.
Descendemos (I)
Descendemos (II)
Descendemos (III)
Peña Montañesa de nuevo
Descendemos (IV)
Descendemos (V)
Descendemos (VI)
Descendemos (VII)
Descendemos (VIII)
Descendemos (IX)
Descendemos (X)
Descendemos (XI)
Descendemos (XII)
Descendemos (XIII)
Descendemos (XIV)
Descendemos (XV)
Descendemos (XVI)
Descendemos (XVII)
Descendemos (XVIII)
Vista atrás mientras bajamos
Descendemos (XIX)
Descendemos (XX)
Descendemos (XXI)
Así que pasamos el resto del día durmiendo, descansando, hablando con los montañeros que pasaban por el lugar, a cada cual más peculiar... en definitiva, relajándonos y viendo la vida pasar lentamente ante nuestros ojos, algo que pocas veces nos paramos a hacer, y que de vez en cuando resulta conveniente.
También tuvimos tiempo de andarnos al loro con las vacas, que yo nos habían jugado una mala pasada jodiéndonos la fuente que hay en el refugio, y que nos hicieron sudar tinta china para poder mantener la toma de agua y la surgencia limpia y sin cagadas...
El hombre que miraba fijamente a las vacas
Turbón desde la puerta del refugio
Chimenea
Poesía
Merienda
Aunque dormimos fuera, en la calle, al raso, utilizamos el refugio para preparar una romántica cena.
(Alguna de las fotos son de Mireia)
Cocinando
Cena romántica (I)
Cena romántica (II)
Cena romántica (III)
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