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lunes, enero 28, 2013

Cotiella (2912 m)



Agosto 2012

Tras una apacible noche bajo las estrellas, nos despertamos muy pronto. Nos despertamos los primeros que estábamos por ahí. Desayunamos en el refugio, guardamos las cosas que no íbamos a usar, y nos pusimos en marcha. Salimos en completa oscuridad, guiados por el GPS. Con cierta dificultad fuimos ascendiendo poco a poco, sin saber muy bien por donde íbamos. Únicamente, a medida que fue avanzando la madrugada, fuimos siendo conscientes de donde estábamos. Al inicio del camino, el sendero es ciertamente perdedor, ya que apenas hay trazas del mismo, y en completa oscuridad se hacía difícil saber por donde íbamos.

Ascendimos muchos metros, y caminamos durante bastante tiempo antes de empezar a vislumbrar los tímidos destellos del sol. La verdad es que estábamos ascendiendo muy deprisa. Tampoco parecía que nadie nos estuviera siguiendo de cerca, lo cual me alegró bastante, ya que Cotiella es una cima bastante concurrida y me apetecía estar solo ahí arriba.


Oscuridad (I)


Oscuridad (II)


Oscuridad (III)


Oscuridad (IV)


Ascendemos (I)


Ascendemos (II)


Ascendemos (III)


Ascendemos (IV)


Ascendemos (V)


Ascendemos (VI)


Ascendemos (VII)


Ascendemos (VIII)

Unos poco metros antes de llegar a la famosa trepada del collado de Cotiella, vimos un amanecer espectacular. Aprovechamos para descansar un poco mientras veíamos amanecer, los dos, ahí, de pie, completamente anonadados.Para entonces ya hacía calor. Seguíamos con la ola de calor...


Amanecer (I)


Amanecer (II)


Amanecer (III)


Amanecer (IV)


Amanecer (V)


Amanecer (VI)


Amanecer (VII)


Amanecer (VIII)


Amanecer (IX)


Amanecer (X)


Amanecer (XI)


Amanecer (XII)


Amanecer (XIII)


Amanecer (XIV)


Amanecer (XV)


Amanecer (XVI)

Tras ver amanecer afrontamos la penosa subida hasta el inicio de la trepada que da acceso al collado de Cotiella. Es una pedrera con muchísima pendiente y con piedra muy suelta. Nos costó llegar.


Ascendemos (IX)


Ascendemos (X)


Ascendemos (XI)


Ascendemos (XII)


Ascendemos (XIII)


Ascendemos (XIV)


Ascendemos (XV)


Ascendemos (XVI)

La subida al collado de Cotiella es sencilla, pero si te descuidas te puedes complicar la existencia. Hay que andar al loro de por donde se va, pero no tiene complicaciones especiales, aunque la piedra está muy suelta y hay que tener cuidado de no tirar nada a los que vienen por detrás. Yo tiré primero y Mireia vino detrás mío. Lo pasamos sin problemas.


Paso (I)


Paso (II)


Paso (III)


Paso (IV)


Paso (V)


Paso (VI)


Paso (VII)


Paso (VIII)

Tras superar el paso, llegamos a la parte alta del collado de Cotiella, desde el que ya podíamos observar, además de la otra vertiente del collado, la inmensa mole de la cima del Pico Cotiella. Teníamos la posibilidad de ascender directamente desde el collado, pero como no lo teníamos claro, decidimos bordear la mole de la cima hasta un collado que se veía al otro lado del pequeño circo que nos encontramos tras superar la trepada.

Es una travesía un poco penosa, ya que la mayor parte del tiempo no hay sendero definido, y hay que buscarse la vida, aunque no tiene mayor complicación. Llegando al collado al otro lado, el sendero se recupera, alcanzándose fácilmente dicho collado.

Alcanzado el collado, ante nosotros teníamos una gran y larga pala de piedra, que ascendía sin parar hasta la misma cima del Pico Cotiella. En este tramo si que había sendero. Lo recorrimos y alcanzamos la cima, en completa soledad y a primera hora de la mañana.


Cotiella a la vista


Hacia Cotiella (I)


Hacia Cotiella (II)


Hacia Cotiella (III)


Hacia Cotiella (IV)


Hacia Cotiella (V)


Hacia Cotiella (VI)


Hacia Cotiella (VII)


Vista atrás


Llegamos a Cotiella

Por fin alcanzábamos una de las cimas que más tiempo llevaba ansiando. Tenía muchas ganas de estar ahí y disfrutar de las vistas, magníficas vistas, que hay desde la cima. Nos sacamos las fotos de rigor y celebramos nuestra pequeña victoria haciéndonos un zumo de naranja para poder desayunar en la misma cima. ¡Joder que rico nos supo a los dos!.


Cima de Cotiella (I)


Cima de Cotiella (II)


Cima de Cotiella (III)


Castillo Mayor a lo lejos


Panorámica desde la cima


Peña Montañesa


Zumito (I)


Zumito (II)


Zumito (III)


Zumito (IV)


Zumito (V)


Zumito (VI)

Y ahí estuvimos, en la cima, durante casi una hora, completamente solos, hasta que una pareja de madrileños, padre e hijo, llegaron a la cima. Habían estado durmiendo al lado de nosotros, pero nosotros salimos un poco antes y subimos más rápido. Charlamos un poco con ellos y decidimos dejar que ellos también disfrutaran de la soledad de la cima.

Así que nos pusimos de nuevo en marcha, con la satisfacción de haber realizado una gran ascensión. Para bajar, en vez de volver sobre nuestros pasos, decidimos bajar por la vía directa al collado de Cotiella, es decir, por donde habíamos decidido unas horas antes no subir. La bajada es sencilla, aunque muy descompuesta.

Llegamos al collado y lo destrepamos con cuidado, pera afrontar una larga bajada hasta el refugio de Armeña. Hacía ya muchísimo calor, y eso que era muy pronto, lo que hizo la bajada más penosa. A mi se me hizo muy larga, y a Mireia aún más larga.


Descendemos (I)


Descendemos (II)


Descendemos (III)


Peña Montañesa de nuevo


Descendemos (IV)


Descendemos (V)


Descendemos (VI)


Descendemos (VII)


Descendemos (VIII)


Descendemos (IX)


Descendemos (X)


Descendemos (XI)


Descendemos (XII)


Descendemos (XIII)


Descendemos (XIV)


Descendemos (XV)


Descendemos (XVI)


Descendemos (XVII)


Descendemos (XVIII)


Vista atrás mientras bajamos


Descendemos (XIX)


Descendemos (XX)


Descendemos (XXI)

Una vez en el refugio, nos resguardamos del sol y estuvimos decidiendo que hacer. Por una parte, teníamos claro que en ese momento no podíamos bajar a Barbaruens sin que nos diera una lipotimia por el camino. Así que de momento, decidimos permanecer en Armeña a la espera de que bajara la temperatura.

Así que pasamos el resto del día durmiendo, descansando, hablando con los montañeros que pasaban por el lugar, a cada cual más peculiar... en definitiva, relajándonos y viendo la vida pasar lentamente ante nuestros ojos, algo que pocas veces nos paramos a hacer, y que de vez en cuando resulta conveniente.

También tuvimos tiempo de andarnos al loro con las vacas, que yo nos habían jugado una mala pasada jodiéndonos la fuente que hay en el refugio, y que nos hicieron sudar tinta china para poder mantener la toma de agua y la surgencia limpia y sin cagadas...


El hombre que miraba fijamente a las vacas


Turbón desde la puerta del refugio


Chimenea


Poesía


Merienda

Finalmente nos decidimos a quedarnos a pasar la noche en el refugio. La alternativa era bajar tarde, muy tarde hasta Barbaruens, pasar calor y dormir medio bien. Así que decidimos quedarnos ahí arriba que hacía más fresquito, y volver a disfrutar de un vivac de ensueño. Además, estábamos completamente solos.

Aunque dormimos fuera, en la calle, al raso, utilizamos el refugio para preparar una romántica cena.

(Alguna de las fotos son de Mireia)


Cocinando


Cena romántica (I)


Cena romántica (II)


Cena romántica (III)


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