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lunes, enero 21, 2013

La suca (2802 m) y las Tres Marías (I)



Agosto 2012

Tras visitar Torla, Broto y Boltaña, habíamos decidido irnos a dormir a Escuaín, pequeño pueblo medio abandonado que está en casacristo, ahí perdido en lo alto del monte. Al llegar apenas encontramos un par de coches y a los guardas del parque nacional, con los que estuvimos hablando largo y tendido de lo divino y lo humano. Era tarde, pero seguía haciendo muchísimo calor. Ellos nos dijeron donde dejar el coche y poder dormir tranquilos. Nos despedimos de ellos y nos fuimos a preparar las mochilas para los días siguientes y la cena. La razón por la cual estábamos en Escuaín era por que queríamos pasar un par de días por la zona de la Suca, y de paso hacer las Tres Marías. Desde el primer momento que las vi hace ya mucho años, me entraron ganas de ir a hacerlas. Son inconfundibles. Todo el mundo se acuerda y va a las Tres Sorores, pero muy poco van a las Tres Marías.


Las Tres Sorores y la Suca y las Tres Marías desde Ainsa


Tras una apacible noche, nos despertamos a eso de las 5 de la mañana. Hacía un calorazo insoportable, unos 20 grados según el termómetro de mi coche. Nos pusimos en marcha por la pista que sube hacia Cuello Viceto, donde en teoría nos esperaban unas vistas increíbles y una fuente. Salimos de noche, pero con calor. Yo ya me temía lo peor. La ola de calor nos iba a dar de lleno y seguramente sería peor, mucho peor que el día anterior. No metimos la tienda de campaña como cuando estuvimos en Ordesa ya que no se esperaban lluvias para los dos próximos días.

Según ascendíamos por la pista el sol comenzó a clarear el día, y por desgracia, a calentar el ambiente aún mucho más. Como no me fiaba de la fuente de Cuello Viceto, a mitad de camino llenamos las cantimploras en una fuente que había al lado de la pista. Finalmente llegamos al final de la pista.


Hacia Cuello Viceto (I)


Hacia Cuello Viceto (II)


Amanece (I)


Hacia Cuello Viceto (III)


Hacia Cuello Viceto (IV)


Castillo Mayor (I)


Hacia Cuello Viceto (V)


Hacia Cuello Viceto (VI)


Hacia Cuello Viceto (VII)


Hacia Cuello Viceto (VIII)


Cuello Viceto a lo lejos


Fuente


Hacia Cuello Viceto (IX)


Hacia Cuello Viceto (X)

Dejamos la pista atrás y comenzamos a ascender hacia Cuello Viceto, que lo teníamos a la vista frente a nosotros. Siguiendo restos de senderos atravesamos unas campas, un pequeño bosque de abetos y continuamos a media ladera por la izquierda en dirección al collado.

Aquí ya estábamos expuestos al sol, y la verdad es que era insoportable. Además, no hacía nada de viento, y la ascensión empezaba a ser penosa. Continuamos poco a poco ganando altura siguiendo restos de senderos hechos por el ganado. Cada vez hacía más y más calor y el andar se hacía pesado y complicado. Ya no podíamos más. De una forma muy penosa conseguimos llegar a Cuello Viceto con la cara totalmente desencajada. Estábamos al borde de la lipotimia.


Hacia Cuello Viceto (XI)


Jabalíes


Hacia Cuello Viceto (XII)


Hacia Cuello Viceto (XIII)


Hacia Cuello Viceto (XIV)


Vista atrás (I)


Hacia Cuello Viceto (XV)


Hacia Cuello Viceto (XVI)


Hacia Cuello Viceto (XVII)


Hacia Cuello Viceto (XVIII)


Vista atrás (II)

Lo peor vino al llegar a Cuello Viceto. La fuente estaba seca, completamente seca. Fue un mazazo. Contábamos con tener agua fresca y poder refrescarnos un poco. No lo encajamos bien. Descansamos un poco y tratamos de recuperarnos un poco. Al menos las vistas eran brutales.


Cuello Viceto (I)


Cuello Viceto (II)


Las Tres Sorores (I)


Las Tres Sorores (II)

Pero había que continuar antes de que el sol y el calor terminaran con nosotros. Ahora teníamos que llegar hasta la zona conocida como el Pinaré, desde el que se tiene unas vistas increíbles del cañón de Añisclo y la Fonblanca. Este tramo también fue horroroso por culpa del calor. Además, el terreno era muy incómodo, sin sendero evidente. Solo las increíbles vistas nos hizo este tramo más llevadero. Por fin llegamos a la zona del Pinaré, disfrutamos de las vistas, y enseguida comenzamos a buscar una zona donde poder estar a la sombra y descansar. Al sol no se podía estar ya. Estábamos a unos 2000 metros de altura y debía de hacer unos 30 grados sin nada de viento. Horroroso.


Hacia el Pinaré (I)


Hacia el Pinaré (II)


Hacia el Pinaré (III)


Cañón de Añisclo (I)


Casco y Torre de Marboré junto al Taillón (I)


Hacia el Pinaré (IV)


Hacia el Pinaré (V)


Vista atrás (III)


Hacia el Pinaré (VI)


Las Tres Sorores con el Cañón de Añisclo


Las Tres Sorores con el Cañón de Añisclo y la Suca


Cañón de Añisclo (II)


Cañón de Añisclo (III)


Casco y Torre de Marboré junto al Taillón (II)


Hacia el Pinaré (VII)


Hacia el Pinaré (VIII)


Hacia el Pinaré (IX)

Lo que voy a contar parece de chiste, pero es real. Buscamos un lugar a la sombra para poder descansar. Como el sol iba moviéndose y ascendiendo en el cielo, la sombra cada vez se fue haciendo más y más pequeña. Tras media hora a la sombra terminamos metidos en un abrigo/cueva, en el cual pasamos nada más y nada menos que seis horas de reloj. Seis horas.

Lo cierto es que nos preocupaba el tema del agua, ya que íbamos a pasar por ahí arriba un par de días. Yo salí de explorador para ver si encontraba agua por los alrededores. No encontré nada de nada. En la cueva, había un hilillo de agua en forma de gota. Era nuestra única oportunidad. Saqué el cazo de cocinar y comenzamos a recoger agua gota a gota. Tras varias horas pudimos llenar todas las cantimploras. Al menos tendríamos agua para poder cocinar a la noche. Habíamos decidido que si no encontrábamos agua la que teníamos la dedicaríamos para beber únicamente y cenaríamos algo frío (embutido) y galletas.


En la cueva


Cogiendo agua


Vistas desde la cueva (I)


Vistas desde la cueva (II)

Cuando el sol dejó de atizar, y la tarde entraba ya en su parte final, salimos de nuestra cueva y ascendimos los metros que nos faltaban, apenas 100 metros de desnivel. Tras llegar a una zona de campas, dejamos nuestras cosas y nos acercamos al Tozal de Sarronal, apenas una tachuela desde donde estábamos.


Remontamos el barranco (I)


Remontamos el barranco (II)


Remontamos el barranco (III)


Remontamos el barranco (IV)


Remontamos el barranco (V)


Hacia el Tozal de Sarronal (I)


Hacia el Tozal de Sarronal (II)


Hacia el Tozal de Sarronal (III)

Desde el Tozal, las vistas eran brutales, y teníamos ante nuestros ojos lo que haríamos al día siguiente, ascender a la Suca y recorrer toda la cresta de las Tres Marías. Al menos, tras el infierno de día que habíamos pasado, teníamos nuestra recompensa en forma de impagable balcón natural.


Añisclo, la Suca y las Tres Marias (I)


Las Tres Marias


Añisclo, la Suca y las Tres Marias (II)


Sestrales y Castillo Mayor


Sestrales


Castillo Mayor desde la cima


Castillo Mayor y al fondo Cotiella


Cotiella


Foto de cima


La Suca y las Tres Marias

Volvimos a donde teníamos las cosas. Yo me resistía a no tener agua en condiciones. A pesar de que habíamos llenado las cantimploras necesitaba encontrar agua. Era casi una cuestión de orgullo. Me recorrí toda la zona y no encontré ni una sola fuente o manantial. Alguno si que había, pero no era fiable en absoluto.

Regresé, hicimos la cena calentita (un poco de pasta) y nos sentamos a contemplar un bonito atardecer. ¡Menudo día habíamos pasado!. Lo mejor de todo es que estábamos ahí, los dos solos contemplando un lugar increíble. No nos habíamos encontrado con nadie en todo el día.


Anochece (I)


Anochece (II)


Anochece (III)


Anochece (IV)


Anochece (V)


Anochece (VI)

Nos metimos al saco y vimos como salían las estrellas poco a poco. Al día siguiente nos tocaba un día largo y duro, sobre todo por que continuaba la ola de calor y habían dicho que sería aún peor.

(Alguna de las fotos son de Mireia)


A dormir



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