Garmo Negro (3051 metros)

Después de haberos puesto a remojo en mi post anterior, volvemos a Pirineos, más concretamente a la zona de Panticosa.

La cosa empieza mucho antes del fin de semana de la ascensión al Garmo Negro. Resulta que un chico de mi club (Mikel) al que apenas conocía necesita unos mapas. Yo me ofrezco a enviárselos por internet por que tengo mucha cartografía escaneada y calibrada. Él se entera de que yo voy a ir al Garmo Negro. Por casualidad, él y unos amigos van a subir el Garmo Negro el mismo día que nosotros (yo y mi amigo André, el Suizo), por lo que quedamos en subir juntos. Yo le mando un email preguntándoles donde van a dormir. Nosotros ibamos a dormir en la calle y hacer vivac. Él me dice que ya tienen alojamiento, y me pregunta si no me importaría hacer de taxista de un amigo suyo y traerle hasta Panticosa. Yo le digo que no me importa, que encantado. Él se descuelga diciéndome que tienen una casa en Panticosa, que si queremos que tenemos sitio para dormir. Yo le digo que no queremos molestar. Al final, el amigo de ellos no viene y André y yo cenamos caliente y dormimos en casa de Mikel. ¿No es brutal?.

Bueno, salimos el viernes de Bilbao pronto y llegamos a Panticosa sobre las 11 de la noche. Presentaciones, cenar y a dormir. Al día siguiente madrugón y para los baños de Panticosa (donde está el balneario). Ahí yo había quedado con otros amigos, Zuriñe y Pablo para subir todos juntos. La zona esta de Panticosa es preciosa, pero la están destrozando, con la reforma-ampliación del balneario. No es que esté en contra, pero están haciendo algo monstruoso.

La subida, aún con el frescor de la mañana es tendida, sin compasión, todo el rato para arriba, y siempre con el Garmo Negro de frente, mirándonos con desprecio. Se hace dura. Varios riachuelitos salen a nuestro encuentro. Varias paradas sirven para retomar el aliento. Al principio el camino ha transcurrido por un bosquecito de abetos, hasta que la altura hace desaparecer el arbolado y salimos a unos llanos.

La pobre Zuriñe pincha. Está cansada. Un mal día lo tiene cualquiera. Pablo se queda a acompañarla y el resto seguimos adelante. Somos conscientes de que va a haber tormenta, por que ya vemos nubes de evolución que ascienden a toda pastilla hacia las capas altas de la atmosfera, señal inequivoca de que va a haber tormenta. Tenemos aún tiempo para llegar a la cima. No nos preocupa pero no hay que perder el tiempo. Tras dura pugna con la cuesta llegamos a la base de la montaña. Ahora hay que sortear un laberinto de piedra. No es dificil, pero siempre es tedioso este tipo de terrenos. En un plis plas llegamos al collado que antecede a la cima. Falta lo peor, una pedrera horrorosa de esas de un pasito pa'lante un pasito pa'tras como dice la canción.

El esfuerzo es recompensado ámpliamente por las vistas desde la cima, con una estampa increible de la marmolera de Los Infiernos (tresmil que tengo pendiente de hacer) y lso ibones de Pondiellos a sus pies. Descansito, fotos de rigor y para abajo que la tormenta ya se huele casi. La bajada es rápida, muy rápida, el terreno lo permite. Casi abajo contactamos con Zuriñe y Pablo, que casi han llegado a la cima pero por falta de tiempo se han bajado antes que nosotros. Nada más llegar a los baños de Panticosa ya se escuchan los primeros truenos, caen algunas gotas. Nos hemos librado por los pelos. Son las dos de la tarde, comemos, unas cervecitas, y Zuriñe, Pablo, André y yo enfilamos para Torla donde habíamos quedado con otros amigos para hacer el domingo la faja de las Flores por Cotatuero y el Tozal de Mallo en Ordesa. Nos despedimos de Mikel y Unai (con los que luego estuve en Andorra por cierto).

Espero que os gusten las fotos

Garmo Negro desde Panticosa	Ascendiendo (I)
Panorámica (I)	Alrededores (I)
Alrededores (II)	Garmo Negro
Ascendiendo (II)	Pedrera a la cima
Los Infiernos	Foto de familia
Desde la cima	Infiernos e Ibones de Pondiellos
Panticosa al fondo	Nubarrones (I)
Nubarrones (II)	Cascada