Castillo de Miravet

En una reciente visita a las tierras del Ebre nos pasamos por el castillo templario de Miravet, rodeado de grandes leyendas y misterios.

La vista del castillo desde la parte baja del pueblo y desde los márgenes del río Ebro estremecen al contemplar la grandiosidad de quienes un día detentaron el mayor de los poderes. Sus gruesos muros, sus altas torres, todo parece pequeño al lado suyo.

Riu Ebre


Muro exterior (I)


Muro exterior (II)


Vistas al río


Miravet desde el castillo


Por el patio exterior (I)


Por el patio exterior (II)


Por el patio exterior (III)


Por el patio exterior (IV)

Si imponente es desde fuera, imponente es desde dentro, su patio de armas, salas e instancias.

Accediendo al patio interior (I)


Accediendo al patio interior (II)


Por el patio interior (I)


Por el patio interior (II)


Por el patio interior (III)


Por el patio interior (IV)


Paso del tiempo

Accediendo por la sala capitular y la capilla, se gana la angosta escalera de caracol.

Accediendo al soportal


Desde el soportal (I)


Desde el soportal (II)


Desde el soportal (III)


Capilla

Sus estrechez agobia, y peldaño a peldaño nos conducirá a la terraza, recientemente restaurada. Las vistas abarcan una buena porción de tierra, incluidos los que debieron ser varios pasos claves del río. Ahí arriba uno entiende el por que de su ubicación.

Escalera de caracol (I)


Escalera de caracol (II)


Saliendo de la escalera de caracol


Vistas desde la terraza (I)


Vistas desde la terraza (II)


Terraza (I)


Terraza (II)

Tras la visita, uno da gracias por no haber estado bajo el yugo de sus antiguos moradores.

Abandonamos el castillo (I)


Abandonamos el castillo (II)


Abandonamos el castillo (III)


Abandonamos el castillo (IV)