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viernes, febrero 08, 2013

Peñalba de Lerdano (1244 m)


Un día de esos que la meteorología estaba rara, nos acercamos hasta el valle de Mena con idea de ascender el Peñalba de Lerdano. Hacía tiempo que quería subir por una de las vías directas, y como recientemente había visto un reportaje de Eskar en el foro mendiak.net, pues nos animamos definitivamente. Así que salimos de El Vigo, cruzando las vías del tren de la Robla y tomando un camino de vacas hasta una zona descampada. La cruzamos y nos metimos de lleno en un sendero que es una preciosidad. El tiempo amenazaba lluvia, las cimas estaban bajo una gruesa capa de nubes... un placer...


Cruzamos las vías


Cruzamos el bosque


Vistas de las peñas (I)


Vistas de las peñas (II)


Vistas de las peñas (III)


Vistas de las peñas (IV)


Vistas de las peñas (V)


Vistas del valle

El sendero va ganando altura atravesando un tupido hayedo. Era otoño y estaba precioso. El sendero a ratos un poco incómodo ya que se está perdiendo por desgracia, serpentea las abruptas laderas de la montaña. No se que decir más de este sendero, que es una pasada y de los más bonitos que he hecho en el valle de Mena, sin duda alguna. Eso si, nos hizo sudar.


Ascendemos (I)


Ascendemos (II)


Ascendemos (III)


Ascendemos (IV)


Ascendemos (V)


Ascendemos (VI)


Ascendemos (VII)


Ascendemos (VIII)


Ascendemos (IX)


Ascendemos (X)


Ascendemos (XI)


Ascendemos (XII)


Ascendemos (XIII)


Ascendemos (XIV)


Ascendemos (XV)


Ascendemos (XVI)


Nos metemos en la niebla

Poco a poco fuimos dejando atrás los árboles, que cada vez eran más pequeños y nos metimos de lleno en la niebla, en una zona de hierba a media ladera un poco complicada, por la exuberancia y lo perdedor del camino. Estaba además todo mojado. Por fin llegamos al collado de salida del sendero, donde un huracanado y helador viento nos dio la bienvenida. Ya solo nos quedaban los últimos metros hasta la cima, cosa que hicimos por un sendero a media ladera por la cara norte. La niebla, el viento y el frío no nos invitaban a quedarnos demasiado tiempo.


Por la niebla (I)


Por la niebla (II)


Por la niebla (III)


Por la niebla (IV)


Por la niebla (V)


Por la niebla (VI)


Por la niebla (VII)


Foto de cima (I)


Foto de cima (II)

Nos sacamos las fotos en la cima y salimos corriendo de ahí como alma que lleva el diablo. ¡Joder que frío!. La bajada la hicimos por el mismo camino de subida, con algo menos de niebla. Disfrutamos a la subida, y disfrutamos a la bajada.


Descendemos (I)


Descendemos (II)


Descendemos (III)


Descendemos (IV)


Descendemos (V)


Descendemos (VI)


Descendemos (VII)


Descendemos (VIII)


Descendemos (IX)


Descendemos (X)


Descendemos (XI)


Descendemos (XII)


Descendemos (XIII)


Descendemos (XIV)


Descendemos (XV)


Descendemos (XVI)


Descendemos (XVII)

Cuando habíamos bajado casi hasta el Vigo, una miradita atrás nos hizo cagarnos en todo lo barrido, ya que había levantado la niebla, aunque el viento seguía. Nos habíamos perdido las vistas desde la cima. Una pena. Habrá que volver.


Vista atrás (I)


Vista atrás (II)


Vista atrás (III)


Vista atrás (IV)

Para alegrar el espíritu y olvidar las penurias, nada como una buena comida casera a base de revuelto de edulis, ensalada templada de gulas y langostinos y unos pinchitos a base de queso de cabra y cebolla caramelizada...


Comida



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