Gran Facha (3005 m), nuestro primer tresmil

Este post solo podía estar amenizado por Nine Inch Nails:

Paso a relataros una de esas salidas que te deja un buen sabor de boca, por muchos y variados motivos. Es difícil describir con palabras lo que a veces sientes cuando haces una actividad de alta montaña en compañía de la gente que más quieres. Es un todo en el que la montaña deja de ser montaña y se convierte en un sentimiento.

Quedamos un sábado por la tarde en Lasarra Joana (Miranda), Luis (Compi), Mikel (Kurkudi), Alba (Voltes) y yo. Largo camino hasta el refugio de Respomuso (y no Respumoso como dice todo el mundo), remontando el largo pero bonito barranco de Aguas Limpias. Comenzamos fuertes, el tiempo apremiaba, se hacía tarde pronto y no era pertinente hacer la zona más peligrosa del barranco a oscuras. Había algo de luna, pero el barranco es profundo y oscuro. La verdad es que todo el mundo estuvo a la altura de las circunstancias, y conseguimos llegar hasta muy arriba aún con la tenue luz del atardecer. Solo la última media hora la hicimos realmente a oscuras y con los frontales.

Nos anunciamos a los guardas que ya estaban advertidos de que llegaríamos un poquito más tarde de la hora a la que dan la cena. Se sorprendieron de lo poco que habíamos tardado en subir. Cenamos y nos metimos pronto a la cama, que al día siguiente tocaba jornada dura y sobre todo larga.

Por el bosque	Pico de Arriel (I)
Anochecer	En el refugio

A las 7 toque de diana, desayuno, coger mochilas y con el sol que aún no había despuntado partimos por detrás del refugio camino de nuestro objetivo, el Gran Facha, pirámide rocosa de porte imponente y arrogante situada a medio camino entre Francia y España, en la que será probablemente la zona más bonita de este sector del Pirineo.

Casi a oscuras fuimos remontando ibones y lagos, laderas heladas que hicieron penosa la marcha a ratos hasta llegar a los ibones de la Facha. Una pequeña ladeada por nieve aún un poco dura, y una rampa algo exigente nos condujeron al collado que antecede el ataque final a la pirámide. Descansamos un poco, admiramos el extenso paisaje que nos rodeaba y mirábamos con cierto anhelo las cimas próximas, de la que destacaba el Balaitus por encima de todas.

Amanece (I)	Gran Facha al fondo (I)
Gran Facha al fondo (II)	Vista atrás (I)
Hacia Gran Facha	Ladeando
Gran Facha (I)	Ibones de la Facha (I)
Ibones de la Facha (II)

Hacía un frío de mil demonios, incrementado por el pertinaz viento que por un momento me hizo pensar que no alcanzaríamos nuestro objetivo. Había que enfrentarse a una trepada de 300 metros de desnivel con viento a ratos fuerte y sobre todo helador.

Comenzamos la trepada con ilusión pero sobre todo con prudencia. El camino era a ratos perdedor y había que buscar bien los hitos. El terreno a pesar de lo aparentemente inestable era bastante bueno, con buenos agarres para pies y manos, pero el hielo y la poca nieve existente nos lo puso difícil en algunos momentos. Y el viento que no paraba, y el frío que no cesaba.

Fueron 300 metros y 1 hora de ascensión que se hizo larga, muy larga, quizás demasiado. Quizás demasiado para un monte catalogado como "fácil" y que yo creo que de "fácil" no tiene nada, quizás "poco difícil" o "poco difícil superior" se ajusta más a la realidad. Dos pasitos de II+/III al final de la trepada ponen la guinda a una subida que me "quemó" un poco, quizás el viento y el frío influyeron, no se.

Petit Facha	Trepando (I)
Trepando (II)	Midi, Balaitus
Trepando (III)	Alba (I)
Alba (II)	Alba (III)

Por increíble que pudiera parecer, en la cima no corría viento, y el sol nos deleito con sus rayos. O quizás fue un beso, quizás, si. Yo creo que fue el beso, tu beso, lo que realmente me alegró. Nuestro primer tresmil, tan cerca del cielo...

Estuvimos un buen rato disfrutando de las más que generosas vistas de esta montaña: Balaitus, Frondiellas, Punta Zarra, Vignemal, Bramatuero, Infiernos, Midi...

Vistas (I)	Vistas (II)
Balaitus, Frondiellas	Foto en la cima
Nuestro primer tresmil

Pero teníamos que bajar, no podíamos entretenernos demasiado. Había que bajar a Respomuso y luego recorrer el largo camino hasta Lasarra. La destrepada fue tan tediosa como la subida, con menos viento, pero igual de tediosa.

Destrepando (I)	Destrepando (II)
Destrepando (III)	Destrepando (IV)
Destrepando (V)	Destrepando (VI)
Destrepando (VII)	Destrepando (VIII)
Destrepando (IX)

Por lo menos durante la bajada pudimos admirar a plena luz los maravillosos ibones, sus aguas cristalinas y el reflejo de las montañas.

Ibones de la Facha (III)	Ibones de la Facha (IV)
Vista atrás (II)	Respomuso al fondo
Gran Facha (II)	Ibon de Campo Plano (I)
Ibon de Campo Plano (II)	Ibon de Campo Plano (III)
Ibon de Campo Plano (IV)

Mirar hacia atrás era peligroso, como Sheherazade, con miedo a convertirnos en estatua de sal, que tentación más dulce, la visión de pirámides perfectas recortando el cielo. Ni en el mejor de los sueños. El Valhalla de los aventureros.

Gran Facha, Punta Zarra, Tebarray	Ibones
Gran Facha, Punta Zarra	Punta Zarra, Tebarray

Llegamos al refugio, pagamos, recogimos todos los bártulos y comenzamos el largo y a ratos penoso descenso hasta Lasarra. Por suerte, el otoño estaba en pleno apogeo, y si el caminar se hizo eterno, más eterno es el recuerdo que quedó en todos nosotros de los ocres entremezclados con los verdes de las hojas crepusculares de los árboles. Sin olvidar el cálido abrazo que nos brindó la luna al final de la jornada.

(Alguna de las fotos no son mías)

Vista atrás (III)	Bajando por el barranco
Otoño (I)	Otoño (II)
Otoño (III)	Otoño (IV)
Otoño (V)	Otoño (VI)
Barranco de Aguas Limpias	La Luna