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lunes, junio 27, 2005

Sufrimiento

Cuando uno ve por la televisión los grandes acontecimientos montañeros, es decir, las ascensiones a los picos de más de 8000 metros, uno se queda única y exclusivamente con la idea de la victoria, de la ascensión. En una sociedad tan tecnificada como la nuestra que nos a convertido en auténticos esclavos y en unos comodones incapaces de soportar ni el frío, ni el calor, ni la lluvia, ni la sequía, y en la que el ocio se concibe como una extensión de nuestro hedonismo sin límites, muchas veces nos olvidamos del sufrimiento tanto físico como mental que supone hacer ciertas prácticas.

En la montaña uno se lo puede pasar muy bien, dar un agradable paseo, hacer una sencilla ascensión, pasar momentos agradables y muy placenteros....pero en la montaña se puede sufrir, y de hecho se sufre. Cuando llevas muchas horas caminando tus pies se reblandecen, salen ampollas, rozaduras. Si hace frío, mucho frío, tus músculos se agarrotan, te dan calambres, te cuesta caminar. Si hace calor y mucha humedad, te puedes deshidratar, te darán calambres, perderás sales, puede incluso que te desmayes, se te nuble la vista, sudaras lo que no está en los escritos. Si llueve te calas hasta los huesos. En circunstancias normales, en la ciudad, te pararías, cogerías un ascensor, un autobús, irías a un farmacia, pedirías ayuda.....pero en el monte no puedes hacer eso, tienes que continuar para llegar a tu objetivo, o si te das media vuelta, para llegar a casa.

En el monte, puedes morir. Te puede alcanzar un rayo, te puedes despeñar en una cresta, resbalarte y desnucarte, ser atacado por un jabalí, una vaca (¿a que parecen muy mansas en el anuncio de Milka?), etc. Un agradable paseo se puede convertir en un infierno en menos de 5 minutos, por eso hay que estar bien preparados.
A pesar de todo el montañismo no es una actividad peligrosa. El peligro lo ponemos nosotros. Como nuestro mundo está totalmente domesticado, muchas personas creen y asumen que el monte también lo está. En demasiadas ocasiones he visto a padres vestidos de "Coronel Tapioca" creyéndose Rambo con sus hijos. Demasiados pocos accidentes les pasan a estos "domingueros" que van al monte como si fueran al parque de debajo de su casa. El problema es que nuestros políticos, y la gente está, los "Coroneles tapioca" quieren domesticarlo todo, y hacen teleféricos, pistas de sky, carreteras....llegará el día en que se podrá ir a cenar en coche al Everest...ese día espero haber muerto para no ver semejante horror.

Pues a pesar de todo, lo peor es el sufrimiento psicológico. Cuando uno está en mitad de una ascensión, las piernas no le dan, le cuesta respirar, tiene calor (o frío), suda a chorretones, o cuando llevas 7 horas caminando y aun sabes que te faltan 2 horas más de caminata....en ese momento a uno siempre le pasa por la cabeza la misma pregunta "¿que hago yo aquí? ¿quien me mandaría a mi venir?". De alguna manera u otra se tiene miedo al fracaso, a no poder dar la talla, a dejar que la montaña te venza. La fortaleza mental lo es todo en ese momento. Por mucho que estés en forma, si tu cabeza dice NO, tus piernas no avanzan, te desmoralizas y te derrumbas. En ese momento las palabras de aliento de un compañero pueden ayudarte, y darte el empujoncillo que necesitas para continuar.

La siguiente pregunta a hacerse es: "¿y todo esto para que y por que?". A alguien le oí decir que el montañero es el conquistador de lo inútil. Creo que tiene razón. Ni yo mismo se por que a pesar de que algunas veces sufro siempre regreso. Creo que cada monte, cada ascensión es un reto. Un reto que supero cada fin de semana. Y eso me hace sentirme vivo. Creo que es por eso. Después, regreso al mundo de los muertos. Enterrados dentro de ataúdes de metal, pero en vez de ir al cementerio, van a las fabricas, a la oficina, a casa...

Os pongo las fotos de una de las últimas ascensiones, al Iramendi, en las Landas francesas. Un monte de unos 870 metros, un paseo en teoría, pero que resultó ser un auténtico calvario por culpa del calor, la humedad, los helechos, las garrapatas y los últimos kilómetros por una pista asfaltada donde se nos terminaron de hacer los pies a la "plancha":




Riachuelo

En la arista

Vista de la cima

Regreso

Lo que hubiera sido un agradable paseo, se convirtió en un calvario.

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4 Tus Comentarios:

At 14/7/05 12:11 a. m., Blogger Cristina said...

Que bello!!!! que bonito.

 
At 4/10/06 9:31 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tienes toda la razón, cuando tu cabeza dice no, cuando no puedes casi ni respirar...dices ¿que hago aqui? pero siempre vuelves...es la magia de la montaña, de la superacion personal, haces algo que te cuesta horrores sin que nadie te obligue...

 
At 25/11/06 7:43 p. m., Blogger Heartbeats said...

Hermosa lección Kepa,la fortaleza esta en la mente,en no dejarse vencer,en la lucha constante..
Subiré sin darte cuenta a las cimas para aplaudirte !
http://www.casasatrapa.com/
mira que lugar,me pierde!si la tecnología en su afan por apropiarse de lo"virgen"lo toca ,muero
Ahi soy libre,del verbo libertad!
Nada quiero todo me sobra en "mi "playa.
Besos

 
At 19/6/07 6:35 a. m., Blogger Javier... said...

Hola soy de buenos aires, y de casualidad entre en tu blog, por que estaba buscando imagenes, y la verdad que las fotos que tenes estan buniesimas, tefelicito, te mando un saludo,y espero que sigas subiendo fotos tan espectaculares,
bye...
javier...

 

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